En 1924 Richard Lansing, Secretario de Estado de Woodrow Wilson, consideraba que México era un país fácil de dominar porque bastaba controlar a un solo hombre: el presidente. En vista de que intentar colocar en esa posición a un ciudadano estadounidense podía llevar a la guerra, concibió una opción a más largo plazo:
Debemos abrir a jóvenes ambiciosos las puertas de nuestras universidades y hacer el esfuerzo de educarlos en el modo de vida estadounidense, en nuestros valores y en el respeto al liderazgo de Estados Unidos. México necesitará de administradores competentes. Con el tiempo, esos jóvenes llegarán a ocupar cargos importantes y eventualmente se adueñarán de la presidencia. Sin necesidad de que Estados Unidos gaste un centavo o dispare un tiro, harán lo que queramos. Y lo harán mejor y más radicalmente que nosotros.
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