Tan solo en 2012 ocurrieron 11 mil embarazos en niñas de entre 10 y 14 años de edad. Y de los 2.2 millones de mexicanos que nacieron ese año, el 19.2% de embarazos fue en mujeres que no superan los 20 años de edad.
En el documento “Recuperando Oportunidad. Prevención del embarazo adolescente”, destaca el dato que en 80% de los embarazos de mujeres adolescentes, la pareja es un hombre adulto cuya ventaja de edad y fuerza física supera a las jóvenes.
La Organización Mundial de la Salud considera que embarazos en adolescentes de entre 10 y 14 años las pone en riesgos de padecer graves daños de salud a partir de la hipertensión, anemias, preclamsia, partos prematuros e incluso muerte materno infantil.
El embarazo precoz es un fenómeno que ocurre hasta en un 95% en países en vías de desarrollo. En 2009, más de 16 millones de niñas entre 15 y 19 dieron a luz, lo cual representó el 11 % de todos los alumbramientos en el planeta. Países ligados a la pobreza como Nicaragua, Níger y Bangladesh ocupan los primeros lugares.
Sobra decir que el embarazo adolescente genera las mayores tasas de fracaso escolar en tanto se carece de adecuadas políticas de planificación familiar, métodos anticonceptivos, educación sexual, derechos reproductivos y salud pública. Una omisión más del Estado que requiere ser sanada con urgencia.
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