Enrique Peña y su peligrosa ignorancia
Enrique Peña no puede siquiera aspirar a la presidencia de este país. En un hecho sin precedente en la historia moderna -ningún político había evidenciado tal pobreza intelectual-, el candidato del PRI fue absolutamente incapaz de comentar frente a un auditorio cuáles libros lo habían "marcado" a lo largo de su vida. El video muestra a un hombre por decir lo menos ignorante, sin contextos, con una ausencia de conocimientos sin matices y sin espacio a interpretaciones. Fue, insisto, una exhibición peligrosa, para reflexionar.
Y hay que ponerle el adjetivo, peligrosa. Enrique Peña Nieto es un individuo peligroso. La deshonestidad es riesgosa, y esa lo llevó a pararse en el máximo evento de la literatura mexicana y uno de los más importantes a nivel Latinoamérica a fin de presentar algo que él no escribió. Imperdonable en los aciagos días que transcurren entre la barbarie, la impunidad y la pobreza.
Es vergonzoso que el exgobernador goce de "popularidad". Extranjeros quienes acudieron a la FIL y todos aquellos que han visto el video de tan bochornosa gema, seguramente han cambiado su percepción de México. Para muchos ojos a nivel mundial, ése hombre llano es un referente de nuestra política.
El "Estado Laico" es un asunto que en definitiva no ocupa un nicho en la mente del rostro más reconocido del priísmo. Y no, la interpretación no es algo a lo que debamos apelar. Mucho menos a la confusión de autores. Dicho "desliz" no es tal. Se trató de un asunto de supina ocurrencia, de enunciar desde la tribuna de la enajenación aquello que recorrió su inteligencia emocional encontrando desafortunada expresión verbal.
Al día de hoy, miles de personas han sido testigos de una demostración del peligro que acecha el destino de millones. Dicen los viejos que todo tiempo pasado fue mejor. Aun en los años más enquistados y dominantes del partido en el poder, los que ahí desempeñaban un cargo tenían formación política, un acervo del cual echar mano en el momento de tomar decisiones que repercuten a más de dos. Lo que vimos la tarde del sábado 3 de diciembre es una prueba contundente de la inteligencia que, entre otros episodios, ocasionó una campal en San Salvador Atenco. Asunto que la política debía resolver. Ahí el peligro. Es un hombre incapaz de tomar decisiones bajo estadios de presión, de agobio y mucho menos definir un gabinete.
Peligro también porque entre las horas transcurridas desde el dislate, los medios evidencian el nivel de sometimiento del cual son presa. Una nota en el periódico de circulación nacional "Excélsior" dedica un recuadro a enfatizar que Enrique Peña "corrigió" su "error", pues dedicó un tweet a mencionar dicho incidente y, de paso, recomendar la lectura de dos obras.
Peligro porque "expertos en comunicación y redes sociales" lo comienzan a trasladar al terreno de la "anécdota", del "desliz", de la "confusión". Mario Campos menciona en su blog el asunto y lo equipara al famoso "cállate, chachalaca". No, es un asunto que no tiene comparación; la ignorancia, la pobreza intelectual son peligrosas en un candidato a cualquier cargo de elección popular. Ni por asomo es lo mismo.
Suponiendo, sin conceder, que la desgracia y la ignorancia continúen postradas sobre el imaginario colectivo y Enrique Peña sea presidente de esta gran nación, se profundizará la terrible crisis económica, política y cultural. Un hombre extraviado, sin contextos, sin respuestas, sin herramientas es un peligro, es el rostro más cruel, la víspera de la catástrofe. Mexicanos en busca de un mejor porvenir tenemos el destino en nuestras manos.
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