De ser así, Ebrard supone que encabezaría a las fuerzas progresistas pero da la casualidad de que las verdaderas fuerzas progresistas del país NO están de acuerdo con la continuidad y luchan desde hace muchos años por un cambio verdadero. Digo esto porque Marcelo también aclaró que su Proyecto es muy distinto al de MORENA, y dijo que en lo único que coincide con el Proyecto Alternativo de Nación es en abatir la pobreza para reducir la violencia pero con otro método. Ya en otras ocasionas ha mostrado su apoyo a la estrategia de Calderón en el combate al crimen organizado, por lo que es de suponer que ese "otro método" para reducir la violencia no implica atender las causas que la originan sino atacar las consecuencias, con las consecuencias que ese otro método ha dejado en 5 años: más de 50 mil muertos sin que se haya reducido el tráfico y el consumo de drogas, y sin que se hayan afectado las finanzas del crimen organizado.
Qué bueno que lo dice, qué bueno que aclara que su Proyecto será distinto al de MORENA. Aunque no lo ha presentado podemos imaginar por dónde va la cosa.
Lo cierto es que mientras Marcelo elabora su Proyecto, Andrés Manuel ha hecho público el Proyecto de Nación que necesita el país para salir adelante. Por cierto que no se lo adjudica porque el Proyecto que impulsa MORENA fue consultado con la ciudadanía y elaborado por un grupo de profesionistas y especialistas calificados, y además recogió el sentir de la gente en todos los pueblos y ciudades del territorio nacional.
Es cierto que la posible división de la izquierda por una mala lectura de las preferencias de los grupos progresistas puede ocasionar una ruptura insalvable, pero también es cierto que la gente ha venido tomando conciencia de la situación real del país y está dispuesta a manifestar su desacuerdo si las mentadas encuestas, como suele ocurrir, no reflejan el sentir de la mayoría o responden a quienes las ordenan, las pagan y las difunden.
Siendo honestos, López Obrador además de conservar a los simpatizantes que lo llevaron a ganar la elección de 2006, ha sumado a muchísimos más porque ha sido congruente y no ha dejado de luchar, pacíficamente, por el cambio que le urge al país.
Andrés Manuel aseguró el domingo pasado en el Auditorio Nacional, ante miles de asistentes, que respetará el resultado de la consulta. Aquí lo que hay que preguntarse es si la gente que lo apoya va a aceptar que el país siga en picada y que un grupo minoritario imponga al candidato que debe representar a la izquierda, porque no se trata de vender la derrota sino de llegar al poder para transformar la vida pública en beneficio de todos.
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