En oposición a los métodos sintéticos en el que la madre y el hijo son intervenidos con tecnología y medicamentos que sustituyen la fisiología de la mujer, el parto humanizado retoma el parto como un evento natural, seguro y saludable.
El parto humanizado respeta las necesidades de las madres y no las del médico, ya que durante todo el parto la intervención se reduce a tactos vaginales y medidas alternativas para el dolor con el fin de favorecer la libertad de posición y movimiento, así disminuyen los riesgos para la madre y el bebé.
Algunas de las condiciones necesarias para llevar a cabo un parto humanizado son contar con asistencia profesional y un ambiente adecuado en cuanto a luz, temperatura e intimidad que permitirán cuidar el vínculo inmediato de la madre con el recién nacido.
Adoptar este enfoque en los hospitales públicos y privados de la Ciudad de México, así como la difusión entre las mujeres, el personal de salud y la población en general significará, además de atender una urgencia en materia de salud pública, la protección de los derechos elementales de la mujer capitalina.
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