Conocí a Andrés Manuel López Obrador en enero del 2003, cuando Nicolás Mollinedo me invitó a formar parte de su equipo, en el área de logística. Mi trabajo iba desde asistir al Jefe de Gobierno en eventos y giras, coordinar con delegaciones e instituciones las visitas, hasta traducir una que otra revista gringa que ya empezaba a interesarse en el fenómeno AMLO.
La vida austera del Presidente no es ningún secreto, tampoco su falta de interés por la ropa y calzado de marca. Alguna vez se publicó una foto de la etiqueta de uno de sus trajes; era Hugo Boss. Gran escándalo entre la fuente que cubría al entonces Jefe de Gobierno, sin embargo, quienes lo conocíamos de cerca sabíamos que si alguna vez usaba camisas, relojes, chamarras o trajes de marca, era porque alguien se los había regalado.
Anécdota especial la que protagonizó la pareja presidencial en alguna de sus vacaciones en la finca de Palenque; la Sra. Gutiérrez se molestó fuertemente al enterarse de que su marido, como es vieja costumbre, había salido temprano con machete en mano a desherbar el terreno donde conserva su colección privada de árboles. La razón del enojo fue que para cubrirse del fresco de la mañana, el hoy Presidente de México había utilizado una chamarra Burberry, otro de los regalos que recibía de quien quería estúpidamente quedar bien con él a través de ropa cara. La chamarra había sido arremangada y utilizada también para cubrir los brazos de Andrés Manuel de las espinas de las plantas tropicales. ¡Quedó hecha un desastre con todo y sus botones plateados!
Los zapatos de Andrés Manuel son un caso especial. Calza del siete y medio y tiene el empeine alto, esto le dificulta encontrar calzado apropiado. Quedan descartados los típicos Ferragamo o cualquier zapato tipo mocasín. Lo mejor en estos casos, y lo hace el Presidente, es utilizar zapato de agujeta y sus preferidos siempre han sido los famosos “Flexi”. Hay otras marcas británicas que también le acomodan, aunque no le hace muy feliz ver sus suelas publicadas en diarios nacionales.
Viene entonces la pregunta obligada: ¿Qué tiene qué ver la comodidad con la limpieza? Pues bien, Andrés Manuel López Obrador llega a Palacio Nacional aún de madrugada y no hay boleros que atiendan a esa hora. En su casa no tiene mayordomo o personal que lo atienda las 24 hrs, y como para él “la boleada de los zapatos” no es importante, pues menos pedirá la presencia de un bolero presidencial en su oficina.
Hace mucho tiempo que dejé de coincidir con la manera de pensar del Sr Presidente, tampoco estoy de acuerdo con sus políticas públicas pues las considero individualistas muy cargadas a la derecha franquista, sin embargo, defenderé siempre la verdad y la verdad en esta ocasión es que los zapatos de Andrés Manuel han sido un tema de golpeteo bajo y sin intención de construir. Tan tan.
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