Ya no habrá robo de gasolina, pero tampoco se harán licitaciones pues confiamos en la moral de los administradores federales.
Ya no hay altos salarios a funcionarios, pero tampoco hay funcionarios de alto nivel.
Se combatirán las “causas” de la inseguridad, pero a 50 mil jóvenes se les darán uniformes y armas
Se derogó la reforma educativa, pero no aumenta el presupuesto para reparar escuelas.
Habrá becas para madres solteras, pero no se les asegura el trabajo ni las estancias infantiles.
Habrá becas para jóvenes que ingresen a un trabajo temporal, pero hay despidos masivos en dependencias oficiales.
Habrá seguro social para todos, pero sin aumentar médicos, medicinas ni clínicas o lo que es lo mismo, aumentarán las colas interminables para recibir atención.
Se anuncia la construcción de un tren por territorios indígenas del sureste y al mismo tiempo se declara que están en su derecho de oponerse y protestar.
El respeto al derecho ajeno es la paz, pero las calificadoras no tienen derecho a respingar.
Esto por mencionar los cambios más visibles. Hay un dicho que reza: no jales que descobijas… parece perfecto para aplicarlo hoy a lo que está pasando con la 4T
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