Las multitudes que rodean e impiden el paso de la camioneta en la que viaja el Presidente no son asunto nuevo. Durante muchos años acompañé a Andres Manuel Lopez Obrador en sus recorridos por todo el país y en cada municipio, grande o pequeño, pasaba lo mismo. Niños, jóvenes, madres con bebés envueltos en rebozos e infinidad de manos lastimadas y manchadas por los años tocaban puertas y cristales de la suburban que igual manejaba Nicolás Mollinedo que Daniel Rojas, o como le dice el Presidente: Rojitas.
Innumerables fueron los eventos de los que tuvimos que salir con dificultades por la cantidad de gente que se arremolinaba alrededor del vehículo rentado o prestado en el que viajábamos en ese entonces. Cientos de cartas, recaditos, oraciones, imágenes religiosas, amuletos, regalos, fotos… Alguna vez, una mujer le acercó una urna donde se encontraban las cenizas de su padre al que dijo le hubiera encantado conocer al Presidente Legítimo.
Gorditas de frijol, artesanías, pinturas o retratos, rosarios, pulseritas de colores y muchas, muchísimas flores ocupaban asientos traseros y cajuela. Gran parte del equipaje que traíamos de vuelta a la Ciudad de México eran todos esos regalos y cartas. Bueno, en Oaxaca hasta un guajolote vivo le regalaron.
Rojitas, quien hoy sigue conduciendo la suburban del Presidente, es un hombre leal y discreto. Conoce los gustos y disgustos de Andrés Manuel. Es un magnífico chofer, continúa siendo el conductor designado porque la familia presidencial y personajes cercanos confían en él y tienen razones para hacerlo.
Nunca fuimos amigos, sin embargo, Rojitas y yo fuimos excelentes compañeros de trabajo. Mis ideas y sus actitudes chocaban muy seguido pero nos unía un gran objetivo: cuidar y procurar a Andrés Manuel. Juntos vimos la pobreza y desigualdad de frente y sin filtros, a diferencia de quien subía al templete, pudimos escuchar las voces de esos miles de rostros que los demás veían de lejos o en fotografías.
Cada que veo en foto o video a Rojitas manejando la suburban me pregunto si aún está de acuerdo con el discurso de su jefe. Solo él sabrá.
No me parece importante el modelo de la camioneta en la que viaja hoy el Presidente. Como bien se ha dicho, él ya no es simplemente un ciudadano; él representa a todas y todos los mexicanos y por lo tanto, debe cuidarse no sólo de un contagio de Covid19, sino también de gente que no lo quiere. Aunque parezca mentira, la hay.
Aún así, la razón principal de esos incidentes presentados al paso del convoy presidencial es la esperanza. Que haya gobernado bien o mal no importa, una enorme cantidad de personas sigue pensando que Andrés Manuel puede solucionar el problema del desabasto de medicamentos o las injusticias provocadas por la corrupción.
Independientemente de su capacidad para gobernar y acordar, los mexicanos tenemos un especial respeto por la figura presidencial. Hayamos o no votado por López Obrador, creemos que de un plumazo puede revertir la pobreza o los efectos de malos gobiernos anteriores.
Y la verdad es que hoy parece irreversible el camino que ha trazado la 4T y Morena: burocracia infinita, corrupción en todos los niveles y sobretodo, un dirigente que no entiende y no quiere ver que lo que él cree que lo hará pasar a la historia no es ni la justicia ni la libertad.
4 comentarios:
Quiero saber realmente que fue lo que pasó,para que tú ya no siguieras en el equipo de seguridad de AMLO, realmente ya no tienes confianza en él, porqué ese cambio tan repentino, siendo tú una de las gacelas de AMLO.
Es una historia larga y complicada.
Se entiede todo, pero al parecer cambió a tratar de ser un dictador solapado por el ejército. Cual es tu opinion
Me gustaría realmente saber, ya que fuiste un símbolo tanto cuando era Jefe de Gobierno así como en la defensas del petróleo cuando te colocaste en la calle para impedirá el paso del autobús en dónde iban los senadores.
Espero que nos pudieras contar esa historia larga y complicada
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