Difícil imaginar que un sobre con tres mil pesos o una tarjeta que se carga de dinero cada dos meses puedan resarcir el daño hecho a miles de jóvenes desplazados durante más de 15 años. Desplazados de su familia; desplazados de la tranquilidad y de la paz; desplazados de las escuelas y de los parques; desplazados de los planes del gobierno.
Aún más complicado visualizar un beneficio común buscado a través de acciones individualistas. Otorgar una beca a cada una de las víctimas de la omisión del Estado en lo particularnos aleja del tan necesario pensamiento en comunidad.
Un estudiante necesita un montón de cosas para terminar la prepa o la universidad. Primero, requiere vivir; no ser hallado en una fosa común o encontrada desnuda en la orilla de alguna carretera. Tres mil pesos no garantizan la vida.
Un estudiante también necesita tres comidas al día que le proporcionen los nutrientes necesarios para brazos y piernas fuertes pero sobretodo para un cerebro correctamente desarrollado a partir del nacimiento. Tres mil pesos no garantizan una buena nutrición.
Una estudiante de preparatoria tiene que hacer varios viajes en transporte publico al día para llegar a su escuela y regresar a casa. Este viaje debe ser seguro, público y de calidad. Tres mil pesos no le llevarán sana y salva a su hogar todos los días.
Para que un joven aspire a una educación de calidad sus profesores deben tener una formación apropiada y evitar faltas innecesarias a las universidades. Tres mil pesos no capacitarán a cada profesor, a cada maestra.
La columna vertebral del neoliberalismo es la conciencia individual, sola, aislada. El Yo por el Yo. La verdadera izquierda basa sus esfuerzos en perseguir el bien común y éste es solo posible a partir del pensamiento y del entendimiento social.
Por lo que me parece, no solamente contradictorio sino profundamente grave que un gobernante que proviene de una lucha “de izquierda” emprenda ahora acciones fundadas en una filosofía de clara derecha. Los conservadores no son solamente quienes lo atacan, sino también quienes lo rodean.
Las becas que se están entregando a los jóvenes estudiantes (uno por uno) no sólo reducen la capacidad de adquirir mejores bienes para fines educativos sino que además intentan hacer entender a los estudiantes la errónea idea de que los beneficios deben ser personales.
Cualquier estudiante de economía podría explicarle al señor Presidente el por qué conviene más a los beneficiarios y al Estado que todo ese dinero se invierta en infraestructura educativa, infraestructura social, en algo que sí sería definitorio para quien está en la cuerda floja a punto de desertar.
Para lograr la Revolución hacen falta revolucionarios, y esos solo se crean a partir de la reflexión común. Becas y goces en solitario solo nos traerán más jóvenes desplazados.